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sábado, 8 de marzo de 2014

AVE DE PASO

Llegamos al mundo en un día y año determinados; llegamos a un lugar específico; nos recibe una familia; crecemos en el seno de un hogar; todo está planeado por el Gran Hacedor de las cosas; sin embargo, nadie tiene una morada fija en esta vida. No sabemos cuándo nos vamos del hogar, del trabajo, de los amigos. No sabemos ni el día ni la hora fijadas para partir. Somos aves de paso en este mundo transitorio. Hoy estamos aquí, mañana, quién sabe donde. Como la golondrina que está de iglesia en iglesia, así es el hombre que deambula por este valle terrestre.

El hombre y la mujer, seres pensantes entre todos los seres que pueblan la faz terrestre, con el devenir del tiempo, estudian y adquieren trabajos, se acostumbran a sus jefes y a sus compañeros de trabajos. Llegan a desarrollar lazos de amistad tan fuertes como los familiares, pero, en determinados momentos, llegan nuevas oportunidades de trabajo o de cambiar de estado de vida. Ante esta realidad, él y ella, deben tomar grandes decisiones que implica el abandono de ese trabajo, de ese grupo de compañeros, de esos jefes que marcaron su existencia, para bien o para mal. Quien decide es el que ha recibido una nueva propuesta o una nueva misión. Si decide y acepta, será aún más feliz. Si no acepta, por temor o por pensar que es desleal, tarde o temprano se lamentará por no haberse arriesgado. El o la que decide se convierte en una golondrina, siempre inquieta y migrante en esta existencia humana. Vamos. No te detengas. Sigue.

Lucía