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sábado, 7 de marzo de 2015

RESUMEN DE "EL PRINCIPITO"



Resumen de “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry


Capítulo I: “Deseos frustrados”.

El narrador, a los seis años, dejó su carrera de ser pintor, porque las personas mayores no comprendían sus dibujos t tuvo que ser aviador.

Capítulo II: “Descompostura en el Sahara”.

El aviador conoció al principito en el Sahara y este le pide que le dibuje un cordero. Después de varios intentos de dibujar un cordero, el aviador le entrega una caja que contiene al cordero.

Capítulo III: “¿Hombrecito, de dónde vienes?”.

El aviador le pregunta sobre su procedencia al principito, pero no le responde nada, por lo cual deduce que viene de otro planeta.

Capítulo IV: “El asteroide B612”.

El aviador afirma que el planeta del principito se llama B612, el cual fue descubierto por un astrónomo turco.

Capítulo V: “El peligro de los baobabs”.

Los baobabs son árboles malos que nacen en el B612 y son capaces de hacer explotar un planeta, por lo que el principito los arranca diariamente.

Capítulo VI: “Las puestas de sol”.

Al principito le gustan las puestas de sol cuando está triste hasta el punto de haberlas visto un día 43 veces.

Capítulo VII: “Las flores y el cordero”.

El principito cree en la inocencia de las flores, aunque tengan espinas, pero para el aviador son pura maldad de ellas; el principito no acepta dicha afirmación, porque él tiene una flor importante en su planeta. El principito llora, es consolado por el piloto y este le promete dibujarle un bozal para el cordero y una protección para su flor.

Capítulo VIII: “La flor orgullosa”.

El principito tenía una flor muy orgullosa cuya semilla era desconocida, esta desafiaba a los tigres, le temía a las corrientes de aire, le pide al principito un biombo y una campana para su cuidado. La flor era muy querida por el principito y, a pesar de su vanidad, ella guardaba ternura.


Capítulo IX: “La partida del principito”.

El principito, antes de salir de su planeta, puso todo en orden: limpió sus volcanes, arrancó los últimos baobabs y regó su flor, la cual se despidió de él no sin antes reconocer sus errores, pedir perdón y desearle felicidad. La flor lloró mucho y, por su orgullo, no quería ser vista así.

Capítulo X: “El rey autoritario”.

El principito llegó al asteroide 325 donde vivía un rey autoritario y sin súbditos: todas sus órdenes eran razonables. Este rey universal confiaba mucho en su razón y no toleraba indisciplinas. El principito, triste, le pidió al rey ver una puesta de sol; este le dio un tiempo hasta ver la puesta de sol, pero el principito se cansó e inició la marcha. Antes de su partida, el rey lo nombró Ministro de Justicia.

Capítulo XI: “El vanidoso”.

En el asteroide 326 vivía un vanidoso que consideraba al principito como su admirador. Este vanidoso tenía un sombrero chistoso que usaba para saludar a sus admiradores, también logró que el principito lo aplaudiera. El principito le dijo al vanidoso de qué le servía que lo admiraran si era el único de su planeta y se marchó de allí.

Capítulo XII: “El bebedor”.

En el planeta 327 vivía un bebedor que bebía para olvidar su vergüenza de beber. El principito sigue concluyendo que las personas mayores son muy raras.


Capítulo XIII: “El hombre de negocios”.

El planeta 328 estaba habitado por un hombre de negocios que siempre estaba muy ocupado y se consideraba serio y no gustoso de las tonterías. Este hombre contaba constantemente las estrellas porque para él eran de su propiedad. El principito le hace darse cuenta al hombre de negocios que no es útil a las estrellas.

Capítulo XIV: “Un farol y un farolero”.

El principito llegó al planeta 329 habitado por un farol y un farolero que enciende y apaga el farol cada minuto, porque los días de este planeta son de un minuto. El deseo más grande del farolero es dormir. El principito se marchó de este planeta pequeño en el que le tocó ver 1440 puestas de sol cada 24 horas.

Capítulo XV: “El planeta del geógrafo”.

El planeta 330 estaba habitado por un viejo señor que escribía en enormes libros. Este viejo era geógrafo, pero no sabía qué tenía su planeta, porque nunca lo había explorado.

El viejo quiso escribir las descripciones del planeta del principito, pero al escuchar que dicho planeta tenía una flor se negó a escribir nada sobre las flores, porque estas son efímeras y que los geógrafos escriben de cosas eternas.

El principito sintió nostalgia por su flor y decide ir a la Tierra por recomendaciones del geógrafo.

Capítulo XVI: “La Tierra”.

El principito llegó a la Tierra donde descubrió que hay reyes, geógrafos, hombres de negocios, borrachos, vanidosos y personas mayores. Asimismo, describió la danza de 472500 faroleros que se alternaban para hacer llegar la luz a los seis continentes.

Capítulo XVII: “El principito y la serpiente”.

El principito se encontraba en un desierto de África. Al poco rato, aparece una serpiente que dialogó con el principito sobre la soledad de los hombres y las serpientes. El principito consideró que la serpiente es un animal poderoso. La serpiente le dijo al principito que ella era capaz de devolver a la tierra a quienes ella tocara. El principito cuestionó la forma enigmática de hablar de la serpiente y esta le dijo que ella resuelve todos los enigmas.

Capítulo XVIII: “El principito y la flor de tres pétalos”.

El principito cruzó el desierto y se encontró con una flor de tres pétalos a quien le preguntó dónde estaban los hombres, pero la flor le dijo que solo ha visto pasar a seis o siete hombres, que nadie sabe dónde se encuentran, porque el viento los lleva a todas partes, porque estos no tienen raíces. El principito siguió su camino.

Capítulo XIX: “El principito y el eco”.

El principito subió a una alta montaña para divisar al planeta y a los hombres. Dijo “buenos días” y el eco le respondió lo mismo. El principito se asombró de la rareza de la Tierra y por la falta de imaginación de los hombres que repiten lo que se les dice.

Capítulo XX: “El principito y las rosas”.

El principito caminó hasta que encontró un jardín lleno de rosas que, al ser visto por él, lo hizo sentirse desgraciado, porque su flor le había dicho que era la única del universo. El principito se tendió sobre la hierba y lloró porque su flor y sus tres volcanes no eran suficientes para hacer de él un gran príncipe.

Capítulo XXI: “El principito y el zorro”.

El principito conoció a un zorro, el cual le pide que lo domestique. Según el zorro, domesticar significa crear lazos; que si el principito lo domestica, ambos se necesitarán y serán únicos el uno para el otro.

El zorro le insiste al principito que lo domestique para que su vida (la del zorro) se ilumine, de tal forma que cada vez que vea el trigo lo recuerde por el color dorado del trigo y de los cabellos del principito.

El principito desea encontrar amigos y conocer muchas cosas más, pero el zorro le dice que solo se conocen aquellas cosas que se domestican. El zorro se ofrece como amigo al principito a cambio de que lo domestique. El principito decidió domesticar al zorro.

El principito sabrá que el zorro está domesticado cuando ambos puedan sentarse más cerca el uno del otro.

Llegó el día de la partida del principito, el zorro llora y le dice:

“Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.
“El tiempo que perdiste con tu rosa es lo que la hace tan importante”.
“Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado”.

Capítulo XXII: “El principito y el guardagujas”.

El principito prosiguió su camino y se topó con un guardagujas que formaba grupos de mil pasajeros y expedía trenes que los llevaban tanto a la derecha como hacia la izquierda. Los pasajeros tenían mucha prisa y ni el mismo conductor sabía lo que ellos buscaban.

Llegó un tren en sentido inverso con otros pasajeros, el guardagujas afirmó que jamás se siente uno contento donde está.

Llegó un tercer tren con otros pasajeros que solo dormían o bostezaban. Ante la llegada de dicho tren, el principito afirmó que solo los niños saben lo que buscan.
Capítulo XXIII “El principito y el comerciante”.

El principito se topó con un comerciante de píldoras, las cuales apagaban la sed por una semana y permitían ahorrar 53 minutos. El principito concluyó que con ese tiempo él caminaría tranquilamente hacia una fuente.

Capítulo XXIV: “Octavo día de avería”.     

El piloto y el principito llevaban ocho días conversando y el avión seguía dañado. El piloto estaba preocupado, porque ya no tenían agua y creyó que pronto ambos morirían. Al principito no le preocupó la idea de la muerte, porque estaba feliz de haber conseguido amigos.

Los dos amigos emprendieron la búsqueda de un pozo. El principito se maravilló por la belleza del desierto, pues en algún lugar ocultaba un pozo. Al amanecer encontraron el pozo.

Capítulo XXV: “Un pozo de aldea”.

El principito y el aviador encontraron el pozo con su respectiva polea, el cubo y la cuerda.
El principito: cuestionó la ignorancia de los hombres al no saber lo que buscan; que lo que buscan lo pueden encontrar con el corazón en una sola rosa o en un poco de agua.

El principito pide al piloto que cumpla con su promesa de dibujar un bozal para su cordero, a su vez, recuerda que mañana sería el aniversario de su llegada a la Tierra.

El piloto presiente la partida del principito al decirle este que vuelva a su avión y que regrese mañana por la tarde.

Capítulo XXVI: “Un viejo muro de piedra”.

El piloto encontró al principito sobre un muro de piedra y se dio cuenta que conversaba con una serpiente amarilla, aquel corre para evitar la mordedura de la serpiente y esta escapó al sentir la llegada del piloto.

El principito está contento porque su amigo ya tiene arreglado su avión y le informa que hoy volverá a su casa. El principito le promete al piloto que él estará en todas las estrellas y que reirá en todas ellas, también, que serán amigos por siempre.

El principito se dejó morder por la serpiente y cayó sobre la arena.

Capítulo XXVII: “Deseos del piloto”.

El piloto regresó con sus camaradas y estos se sorprendieron de que regresara vivo. El piloto estuvo convencido en que el principito regresó a su planeta.

Al final de la historia, el piloto pide a sus lectores que, si alguna vez viajan al desierto (África) y se topan con un niño risueño, de cabellos dorados, que no contesta cuando se le pregunta, que no duden en avisarle que el principito ha vuelto.






Lucía